jueves, 10 de diciembre de 2009
Mi tesoro.
jueves, 10 de septiembre de 2009
Laberintos (parte II)
Es inevitable darse cuenta de que pertenezco a la clase de personas que mediante un pensamiento si se quiere, "rebuscado", llega a la conclusión de que cada problema tiene su solución, y que todo es parte del aprendizaje que nos regala la vida que cada uno de nosotros recibió. Pero, para no irme de tema, a pesar de que estoy aprovechando mucho este momento de autocrítica tal vez, de una u otra manera, intento con todas mis fuerzas hacer lo posible para que el camino a la purificación de mi estado sea más rápido, y es acá donde creo que voy a poder lograrlo. Las personas a veces por miedo a no ser entendidas, nos negamos a hablar, y sucede que cuando nos juntamos de fuerzas es demasiado tarde, los miedos son causas de muchos problemas, lo sé muy bien. (http://sabialavida.blogspot.com/2008/11/miedos.html) Sin embargo no aseguro que sean ellos la causa de esta sensación, o que sean sólo los miedos. Hay algo más, algo más alla de lo que conozco, y de a poco voy perdiendo el control de mi mente, y me encuentro llena de interrogantes, como laberintos. Creo que no encuentro una palabra más específica que aquella. Me veo encerrada en un mismo lugar, y por más que intente salir, siempre vuelvo a donde estoy.
Ha pasado mucho tiempo, desde aquella vez en la que caí en mi laberinto. Así son los resultados, y los dejo a la vista expresados en cada palabra de estos textos. No es correcto si digo que me baso en mi tristeza, sino es lo contrario - sólo la primera parte. Repasando cada nota, no se puede obviar qué es lo que está cambiando. El deseo que surge en mi interior de recuperar esa frescura, las ganas de vivir, pero el fruto de todo eso es lo más importante: yo quería trasladar la manera hermosa de ver lo que era la vida para mí, a los demás. Ahora no puedo, mi ser no se aferra nada más que a mis pesares. Y ese deseo crece a pasos de gigante, no miento. Creo que es una de esas cosas que no me dejan caer. Lo que leo de mi pasado, hace frente a mi presente, y me insta a seguir avanzando aferrándome a la dulce esperanza de que puedo regresar, y que sigo siendo la misma persona.
Esta entrada fue escrita por mí, el día 11 de mayo. El fin que le doy a la publicación correspondiente a esta fecha no sólo es a aquella pobre cantidad de lectores (a los cuales agradezco sinceramente con todo mi corazón y deseo con éste también que de algo sirvan mis entradas) sino que también quiero transmitirme a mí algún tipo de enseñanza, ayuda, o solamente un recuerdo, de algo que a veces siento e intento ocultar.
Ojalá no se repitan estas "primera persona".
martes, 18 de agosto de 2009
Vacío.
La secuencia se repite, es constante. Despierta, cierra los ojos, y aún con el deseo inmenso de parar toda clase de tiempo y espacio, debe continuar. Se siente vacío.
Comienza así cada día, con la esperanza de alcanzar aquello que ve tan lejos de él. Calzarse las medias, ponerse el pantalón y salir le resulta tan agotador como vivir. Comienza vacío.
La interacción con los demás lo regresan a un extraño tipo de realidad. Aún de esta manera, aprieta sus ojos de vuelta, porque prefiere volver a empezar. Y así pasan las horas. Grises manchas ante su mirada, y puede sentir cada segundo escurriéndose de sus manos, el tiempo se le va. Siente el vacío.
Cuando termina el día se pone a pensar. En una de aquellas quiso imaginar, se esmeró en ponerle sentido a lo vivido, lástima, estaba vacío.
martes, 11 de agosto de 2009
Suele pasar.
Mas bien él sabía,
Que no cambiaría su destino
Y su mentira se creía.
Grandes pasos avanzaba,
Enormes otros retrocedía,
Esta vez los ojos no abría:
Nunca nada cambiaría.
Los días no pasaban,
La sangre no corría,
Sus venas siempre esperaban,
Necesitaba algo de alegría.
Eran todos el día,
En todos volvía a empezar,
Sus ganas sí florecían,
Pero sus fuerzas comenzaban a fallar.
Creó así un pequeño escondite,
En cada palabra lo hacía,
Todos decían “Sí, miente”
Él aún no lo creía.
Abrió los ojos una vez,
Se asustó y comenzó a correr.
Volvió a caer en la realidad,
Esa que lo envolvía y nunca le reía.
Del bolsillo sacó felicidad,
Del corazón su valentía,
Disolvió la realidad en sueños,
Eran los únicos que podían,
Grandes y pequeños,
Todos se esparcían.
Hoy de esos se alimenta,
Con ellos siempre vuela,
Ya no quiere mirar atrás,
(Hoy teme volver a empezar).
martes, 21 de julio de 2009
Cajas de cristal.
Es una cuestión de aceptar, y tornar cualquier "caja de cristal" a nuestro bienestar. Somos diferentes, pero aquello no debe impedir tantos bellos momentos, o hasta aprendizajes. Al ser humanos, es nuestra la naturaleza de pertenecer a una comunidad, el depender de ella, y crecer con ella. No deberían perderse nuestras cajas, no deberían alejarnos nuestras diferencias, no deberíamos dejar de ser lo que somos.
martes, 12 de mayo de 2009
Laberintos (Parte I)
choca con paredes que no quiere ver.
Sufre y lamenta, quiere desaparecer,
y cada día en ese laberinto es un día menos,
porque las esperanzas de ser libre y vivir
se van cada vez más lejos.
¿Qué es lo que debe hacer para salir?
Conoce todos los caminos
pero ninguno es parte de su destino
para llegar al lugar de donde vino.
La única solución no aparece,
corre, grita, se tropieza,
vuelve a pararse y enloquece.
Esta soledad mata, esta soledad hiere,
ya no sabe qué más hacer.
Estruja sus manos y ve recuerdos florecer,
extraña y se pone a llorar:
en ese lugar no hay nadie, nadie a quien abrazar.
Los recuerdos lo alimentan,
la felicidad del ayer es su único sostén.
Y desea volver, el tiempo ver retroceder,
esas cosas que vivió, cada una de ellas
quiere volver a tener, junto a él,
como un tesoro cuidarlas,
y así darse cuenta que,
en su vida todo valió la pena,
que no era como creía,
que ahora todo lo perdía, lentamente
y que nunca pararían sus penas.
Cierra los ojos, y escucha la voz,
aquella voz que le enseño a querer
todas las cosas que esta tristeza le hizo ver,
esas que nunca imagino, esas que no quería mantener.
Una promesa a sí mismo entregó,
el laberinto todo le dio,
abrió los ojos y se vió en ese mundo que tanto extrañó.
Así esa pesadilla por fin terminó.
miércoles, 22 de abril de 2009
FiloSofías.
1. NADIE está en condiciones de decir qué está bien, sólo que los que lo hacen, están justificados con la capacidad de procurar el alcance de la felicidad tanto personal como ajena.
Si partimos desde el punto de la separación del bien y del mal, llegamos a la contemplación de ese límite que logra estas dos divisiones. ¿Quién/es es/son, o qué es/son el/los que lo imponen? Podríamos apreciar que cada ser existente con el uso de sus capacidades morales, y de razonamiento puede exhibir sus propios pensamientos. Entonces si calculamos que en un Universo todas las almas funcionan con un propio punto de vista, obtenemos, en totalidad, una verdad dependiente de cada ser, una verdad multiplicada, una verdad que no se comparte, pero al mismo tiempo se une. Al llegar a este punto, ya podemos afirmar que una verdad es, a un punto de vista personal, por lo tanto, deja de ser verdad Universal, y comienza a ser una verdad personal.
Al tener esta afirmación, se nos abren muchas otras puertas para al final, encontrar por qué nadie reúne las condiciones de definir el bien, del mal. A partir de este pensamiento de una verdad personificada, se quita a todo ser la posesión de la verdad Universal -apreciando la autenticidad de éste, anteriormente caracterizado, como justificación de la propia verdad- y por lo tanto es dueño de su propias definiciones, una vez que comienza a ser poseedor de un juicio. De esta manera queda retratada una verdad que a su vez engaña.
Si más profundo nos adentramos, a partir de este razonamiento llegamos a la pregunta ¿Quién define el bien? Ya hemos descartado la capacitación de uno para definirlo, pero si bien no estamos en condiciones, contamos con un bien ya establecido entre la sociedad, un bien y un mal esparcidos a través de la familia. Toda persona es formada por medio de la transmisión de experiencias, que conllevan a conocimientos, y éstos a su vez, conforman la capacitación para llevar a cabo la vida. Sabido esto, comenzamos a entender que el bien, está estrechamente apegado al conocimiento, que por detrás es sostenido por la experiencia. Así podemos contemplar al bien como el resultado de ellos, un bien que se logra con TIEMPO. Dicho de esta manera, se entiende que al nacer una persona, y durante su desarrollo personal, no consta de ese suficiente tiempo de exposición a experiencias, por lo tanto, se introduce la familia como factor fundamental en mencionado desarrollo evocando las sí ya vividas experiencias en la persona que se está formando.
Por lo tanto un bien, es aquel resultado de los conocimientos, sostenidos por las experiencias, que a su vez son alcanzadas a través del paso del tiempo y transmitidas en forma continua por medio de la familia. Son interpretadas en forma personal por cada ser humano poseedor de razón y moral basándose en los principios de la verdad del juicio propio.
Todo esto se desencadena en un ¿para qué? Comienza aquí la siguiente etapa de la proyección del bien. Ya lo hemos definido, lo hemos caracterizado, por lo tanto queda ahora desarrollar su objetivo. La persona busca el bien con el fin de alcanzar la felicidad tanto ajena como personal, esto no tiene que dar la idea de una felicidad completa, sino sólo la búsqueda de la proximidad a ella.
miércoles, 4 de marzo de 2009
¿Para qué?
Es fácil; las personas solemos sentirnos plenos cuando tenemos la constancia de haber hecho algo, de haber cambiado algo, de haber ayudado a alguien, o solamente del simple hecho de alcanzar nuestros objetivos. Eso nos reconforta, nos hace sentir bien. Pero cuando algo nos cuesta mucho, y el fruto de lo que queremos hacer no es sólo para nuestro beneficio, cuando las cosas dependen de nuestro esfuerzo, de la confianza en uno y las muchas otras cosas necesarias para llevar a cabo algo, en ese preciso momento de la carrera, nos planteamos ¿para qué? ¿por qué tengo que seguir?
No se aplica nada más que a algún objetivo en particular, sino a la vida en sí. A todos nos tocan momentos difíciles, a pesar de que cuando los vivimos, nos creemos los únicos desdichados en todo el mundo. Todos más temprano, o más tarde nos encontramos con obstáculos, y siempre vuelve la misma pregunta, porque es humano cansarnos, y es humano errar, pero también es humano luchar y no resignarse. ¿Por qué? Porque somos así, y sin retos o desafíos la vida se vuelve rutinaria, aburrida y triste.
lunes, 2 de febrero de 2009
Debilidad.
Esperar que las cosas surgan por sí mismas nos llevan a la ruina, si esperamos ganar una batalla sin luchar nunca vamos a ver la victoria. Si de brazos cruzados nos quedamos esperando todo de los demás y no sufrimos, no sacrificamos, no nos molestamos en hacer cosas para cumplir nuestro objetivo, las consecuencias no van a ser las que anhelamos. Es así, las cosas son así, y por más que duela, cueste o no tenga sentido, el lado correcto es el que nos marcan nuestros sueños. Y si no somos capaces de luchar por un sueño, ¿Por qué luchamos?
Si no nos atrevemos al dolor, al temor, a la contradicción por esperar que las cosas sucedan solas, ese objetivo tan esperado se va a voler cada vez más lejano. Pelear, entregarse, es demostrar que verdaderamente importa nuestra meta.
Al final de cuentas, no existe ningún manual, no?
viernes, 9 de enero de 2009
La fábrica.
Para formar nuestro ser, pasamos por etapas. Estas estapas anteriormente mencionadas, son las más largas, y a su vez, las más importantes en relación a dicha formación. Su importancia tiene mucho que ver con la cantidad inmensa de cosas que nos toca vivir, momentos de caída, momentos en los que nos levantamos y seguimos caminando felices y con paz, hasta volver a caer. Así nos formamos, de esta manera nuestro alma se nutre de experiencia, de conocimientos, de sensaciones y sentimientos.
Somos un producto de las cosas que la vida nos enseña, metafóricamente hablando nuestro nacimiento es la cosecha de la materia prima, durante nuestra niñez, nos adentramos en la gran fábrica, que luego en la adolescencia comienza su proceso durante el cual la materia prima deja de ser materia prima y al pasar por diversas partes de armado, de lavado, o lo que fuere, ya está lista para en la adultez enfrentar las partes finales, hasta que en la vejez termina su camino saliendo de la fábrica. La materia prima aún conserva su escencia, pero ha pasado por tantos procesos que se fue modificando, y está completa, es libre.
Las personas buscamos ese encuentro con el producto final durante toda nuestra vida, decidimos encontrar el alma pura y armoniosa que se instala en nosotros, pero no nos resulta un camino para nada fácil. Vivimos con el objetivo de encontrar esa paz, de encontrar felicidad, al fin y al cabo, encontrar ese alma. Pero, ¿por qué nos enfrentamos a angustias, a caídas, a la rabia, o a todo tipo de sentimientos que nos hacen sentir hundidos en lo más profundo de un pozo sin salida?
Eso es vivir. Esos son los procesos de la fábrica, sin ellos no hay producto final. No podemos prescindir de un conflicto, de piedras, o paredes, o pozos en nuestro camino para poder aprender a resolver, a saltar, a romper, o a salir. La vida es tan sabia que sola nos enseña a ser, y nos guía a encontrar eso que tanto buscamos. Sin caer, tropezar o como se quiera, no nos enriquecemos de fuerzas, de experiencias, de sabiduría, conocimientos. Sin ellos el mundo no sería tan complejo y hermoso. Pues sí, a pesar de que son momentos que continuamente evadimos, son momentos que deseamos muy lejos de nosotros, indirectamente tal vez, nos encanta ser parte de ellos. Mirándolo de una manera muy particular, cuando un temblor se acerca, nos hacemos fuertes. Sí, a veces nos caemos, tambaleamos, pero nos animamos a enfrentarlo, aunque parezca imposible, o uno no piense que lo hace, es así. Nuestro ser interior se va nutriendo de todo eso, y aunque estemos angustiados, penados y tristes, el ser que se encuentra muy dentro nuestro aprende, y se prepara para el final del temblor, para ahora sí, aguantar con más fuerza el que venga. Al final de todos estos procesos, de todos los pozos, los temblores, las paredes y las piedras ya no hay nada más en el mundo que nos pueda vencer.
La vida es tan sabia y tan hermosa cuando se ve así...
SLS