miércoles, 22 de abril de 2009

FiloSofías.

1. NADIE está en condiciones de decir qué está bien, sólo que los que lo hacen, están justificados con la capacidad de procurar el alcance de la felicidad tanto personal como ajena.

Si partimos desde el punto de la separación del bien y del mal, llegamos a la contemplación de ese límite que logra estas dos divisiones. ¿Quién/es es/son, o qué es/son el/los que lo imponen? Podríamos apreciar que cada ser existente con el uso de sus capacidades morales, y de razonamiento puede exhibir sus propios pensamientos. Entonces si calculamos que en un Universo todas las almas funcionan con un propio punto de vista, obtenemos, en totalidad, una verdad dependiente de cada ser, una verdad multiplicada, una verdad que no se comparte, pero al mismo tiempo se une. Al llegar a este punto, ya podemos afirmar que una verdad es, a un punto de vista personal, por lo tanto, deja de ser verdad Universal, y comienza a ser una verdad personal.
Al tener esta afirmación, se nos abren muchas otras puertas para al final, encontrar por qué nadie reúne las condiciones de definir el bien, del mal. A partir de este pensamiento de una verdad personificada, se quita a todo ser la posesión de la verdad Universal -apreciando la autenticidad de éste, anteriormente caracterizado, como justificación de la propia verdad- y por lo tanto es dueño de su propias definiciones, una vez que comienza a ser poseedor de un juicio. De esta manera queda retratada una verdad que a su vez engaña.
Si más profundo nos adentramos, a partir de este razonamiento llegamos a la pregunta ¿Quién define el bien? Ya hemos descartado la capacitación de uno para definirlo, pero si bien no estamos en condiciones, contamos con un bien ya establecido entre la sociedad, un bien y un mal esparcidos a través de la familia. Toda persona es formada por medio de la transmisión de experiencias, que conllevan a conocimientos, y éstos a su vez, conforman la capacitación para llevar a cabo la vida. Sabido esto, comenzamos a entender que el bien, está estrechamente apegado al conocimiento, que por detrás es sostenido por la experiencia. Así podemos contemplar al bien como el resultado de ellos, un bien que se logra con TIEMPO. Dicho de esta manera, se entiende que al nacer una persona, y durante su desarrollo personal, no consta de ese suficiente tiempo de exposición a experiencias, por lo tanto, se introduce la familia como factor fundamental en mencionado desarrollo evocando las sí ya vividas experiencias en la persona que se está formando.
Por lo tanto un bien, es aquel resultado de los conocimientos, sostenidos por las experiencias, que a su vez son alcanzadas a través del paso del tiempo y transmitidas en forma continua por medio de la familia. Son interpretadas en forma personal por cada ser humano poseedor de razón y moral basándose en los principios de la verdad del juicio propio.
Todo esto se desencadena en un ¿para qué? Comienza aquí la siguiente etapa de la proyección del bien. Ya lo hemos definido, lo hemos caracterizado, por lo tanto queda ahora desarrollar su objetivo. La persona busca el bien con el fin de alcanzar la felicidad tanto ajena como personal, esto no tiene que dar la idea de una felicidad completa, sino sólo la búsqueda de la proximidad a ella.