jueves, 10 de septiembre de 2009

Laberintos (parte II)

No es usual que por este medio me exprese en primera persona, siempre he tocado temas que si bien son cotidianos, y son cosas que vivo y siento, las fui relatando volcándolas a terceros, casi de manera ajena. Hoy me surge la necesidad de desenterrar en mí aquellas cosas que conscientemente - o no - con el tiempo fui guardando en mi interior. Cosas que día a día van lastimando, y como todos sabemos, o aparentamos saber, son esas las que nos petrifican, nos "pudren el interior". Por eso estoy pasando, una etapa que seguramente habré mencionado anteriormente, segurísima con la afirmación de que no es nada extraño en una persona de mi edad, ni de cualquier otra - al fin al cabo en una persona. Es un momento difícil, si es que así se lo quiere ver, pero soy muy consciente de mi teoría distante de las ideas pesimistas, por lo tanto sé, que a pesar de que una parte de mí está sufriendo mucho, la otra se nutre de este momento, no sabría especificar si al punto de alcanzar una extraña felicidad, pero algo parecido al convencimiento de que este momento es uno de la vida del cual puedo sacar mucho provecho.

Es inevitable darse cuenta de que pertenezco a la clase de personas que mediante un pensamiento si se quiere, "rebuscado", llega a la conclusión de que cada problema tiene su solución, y que todo es parte del aprendizaje que nos regala la vida que cada uno de nosotros recibió. Pero, para no irme de tema, a pesar de que estoy aprovechando mucho este momento de autocrítica tal vez, de una u otra manera, intento con todas mis fuerzas hacer lo posible para que el camino a la purificación de mi estado sea más rápido, y es acá donde creo que voy a poder lograrlo. Las personas a veces por miedo a no ser entendidas, nos negamos a hablar, y sucede que cuando nos juntamos de fuerzas es demasiado tarde, los miedos son causas de muchos problemas, lo sé muy bien. (http://sabialavida.blogspot.com/2008/11/miedos.html) Sin embargo no aseguro que sean ellos la causa de esta sensación, o que sean sólo los miedos. Hay algo más, algo más alla de lo que conozco, y de a poco voy perdiendo el control de mi mente, y me encuentro llena de interrogantes, como laberintos. Creo que no encuentro una palabra más específica que aquella. Me veo encerrada en un mismo lugar, y por más que intente salir, siempre vuelvo a donde estoy.
Ha pasado mucho tiempo, desde aquella vez en la que caí en mi laberinto. Así son los resultados, y los dejo a la vista expresados en cada palabra de estos textos. No es correcto si digo que me baso en mi tristeza, sino es lo contrario - sólo la primera parte. Repasando cada nota, no se puede obviar qué es lo que está cambiando. El deseo que surge en mi interior de recuperar esa frescura, las ganas de vivir, pero el fruto de todo eso es lo más importante: yo quería trasladar la manera hermosa de ver lo que era la vida para mí, a los demás. Ahora no puedo, mi ser no se aferra nada más que a mis pesares. Y ese deseo crece a pasos de gigante, no miento. Creo que es una de esas cosas que no me dejan caer. Lo que leo de mi pasado, hace frente a mi presente, y me insta a seguir avanzando aferrándome a la dulce esperanza de que puedo regresar, y que sigo siendo la misma persona.

Esta entrada fue escrita por mí, el día 11 de mayo. El fin que le doy a la publicación correspondiente a esta fecha no sólo es a aquella pobre cantidad de lectores (a los cuales agradezco sinceramente con todo mi corazón y deseo con éste también que de algo sirvan mis entradas) sino que también quiero transmitirme a mí algún tipo de enseñanza, ayuda, o solamente un recuerdo, de algo que a veces siento e intento ocultar.

Ojalá no se repitan estas "primera persona".