viernes, 11 de junio de 2010

Yo.

¿Quién se para frente a mí?
No es mi rostro, pero lo reconozco.
Ha usurpado mis palabras, arrancado sin recelo mis emociones y se llevó consigo mis días.
Sin permiso fuma los segundos de una vida robada: la mía.
¿Acaso, es más fuerte que yo?
Y me pregunto... ¿Quién está moviendo mis labios? Sé que juega con los de mi voz interior. Contamina, infecta mi sistema, me atrapa y envenena. Y no hago más que lamentar...
¿Quién se rinde ante sus pies? Somos dos; humo blanco y humo negro. Somos uno; humo gris y espeso, no existe manera de separación.
Entonces, me miro al espejo y pregunto, ¿Quién se para frente a mí?

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