sábado, 29 de noviembre de 2008

Ser humano.

La espontaneidad de las cosas, el destino. Qué cosa más complicada. Cuando nos encontramos en una situación límite nuestras reacciones, nuestras decisiones, ¿Hacia dónde vamos?
Manejar la mente es algo por lo que peleamos. Nuestra propia mente nos dirige, y al fin de cuentas lamentamos no hacerlo nosotros con ella. ¿Por qué no podremos controlarla y pensar fríamente? Los impulsos son los más sinceros. (¿Lo son?)
Y cuando la mente te maneja y los atrapa, cuando a pensar las cosas el doble y no permite dejar que todo pase como tenga que pasar, ¿Qué tendremos que hacer? Es una lucha interna entre vos y vos.
Serán signos de la edad, otro de los "componentes del ser humano", lo que nos hace diferentes a otros seres. Podrían ser la gracia de la vida, el motivo por el cual la vida se torna entretenida.
¿Y si las cosas se preparan antes de que pasen? La mente adelanta lo que vendrá y toda la magia del destino, de las cosas repentinas, se va, así como si nada. Cuando nos pasa eso ya nada es real. Es vivir en un mundo de película, en una vidriera, expuestos a ojos ajenos constantemente. ¿Ajenos? No, casi siempre son de uno.
Todo parte de ahí, nadie nos mira, nosotros mismos vivimos mirándonos. Nunca nos contentamos con la simplicidad de nuestra alma, que en realidad deja de ser simplicidad y nos hace grandiosos, únicos e irrepetibles. Siempre buscando más, más grandeza, preferimos no parar, herirnos, preferimos ser controlados por la mente. Tal vez sea éste otro "componente del ser humano".
¿Qué nos lleva a todo eso? ¿Para quién tenemos que ser ideales y perfectos?

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