miércoles, 15 de octubre de 2008

Miradas.

¿Cuánto nos puede decir una mirada?

Según William Shakespeare, "El amor de los jóvenes no está en el corazón, sino en los ojos" como así también "Las palabras están llenas de falsedad o de arte; la mirada es el lenguaje del corazón". ¿Qué es lo que nos lleva a demostrar con los ojos, hasta nuestros más profundos sentimientos?
Cuando nos enamoramos, son nuestros ojos los que buscan entre la gente al ser que nos corresponde. Son éstos los que nos delatan cuando nos sentimos mal y bien, hasta cuando estamos enamorados.
Si bien son parte de nuestra figura externa, son una de las cosas más importantes del ser humano. Sin ellos tal vez, no podríamos apreciar algunas bellezas de la vida - lo que no implica que aún estando así no podamos, pero queda para debatir luego- tampoco podríamos diferenciarnos: por el color, la forma, la intensidad. Aunque falta algo más...
¿Serán los ojos la ventana que nos regala el alma? ¿La mirada tal vez?
Es interesante, porque aún cuando no queremos desenfundar nuestro "ser interior", ellos - o ella, refiriéndonos a la mirada- están ahí para mostrarnos la verdad, o sólo lo que no se ve.
¿Podemos decir, además, que en cada mirada se halla el verdadero ser humano que está, pero no lo vemos? ¿Podemos decir, que por ejemplo, alguna persona con reacciones negativas, violentas, tenga ojos de bondad a pesar de todo?
Muchas veces, seguramente, pudimos haber evitado una mirada, sin darnos cuenta la potencia con la que ésta contaba. Otras, mirarnos nos hace bien, nos llena, nos traslada a un mundo en el cual nos sentimos refugiados, todo eso, en un segundo.
Otras veces, hemos enviado miradas, con mensajes muy profundos, y pudieron haber sido rechazadas, evitadas. Pero cuando las miradas se conectan, ya no hay nada más por decir.
Intentemos mirarnos de verdad.

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