Veo todo como las aguas. ¡Oh, las aguas! Magníficas, con una fuerza imponente, arrastran... Se forman olas y me asustan. ¡Oh, las olas! Impredecibles, arrastran...
Me dejo arrastrar por ellas, me elevan hasta encontrarme con mi más profundo ser, sin embargo estoy aun desencontrada. Me acostumbro a la comodidad del menor esfuerzo, todo lo hacen ellas por mí. Soy conciente de ello aunque temo.
Pequeños esfuerzos por pararme y romperlas. Me ganan en fuerza, me quiebro.
(Continuará...)