martes, 21 de julio de 2009

Cajas de cristal.

He aquí una de esas pequeñas -a veces llegan a ser grandes- piedras que nos encontramos por ahí. Mejor sería encontrarle alguna otra manera de denominarlas, ¿O acaso no hemos sacado provecho de conocer a alguien totalmente distinto? Nada es imposible, si es que se quiere ver así. Nos cuesta, y muchísimo, alterar nuestra propia composición para acercarnos a otro ser humano. Sin dudarlo, somos diferentes, y eso implica un gran inconveniente (¿gran?). Miles de veces tratamos de ver a alguien distinto, de hallar algún otro foco para, de esta manera descubrir que en realidad podemos llevarnos bien, que puede gustarnos un poco más compartir algo de nuestro interior con alguien que vive y está hecho de la misma forma que vinimos nosotros al mundo. Si bien no es imposible (suponiendo que lo queremos así), no es correcto si decimos que es "fácil". Nada es fácil. Menos si está involucrada esa rareza de la complejidad de las personas (al fin y al cabo, eso sí que lo compartimos todos). No hay ser alguno que pueda dirigir esas emociones y actitudes propias que otros no comparten, sólo por el hecho de querer pertencer al mismo flujo de personalidad. Muchos lo intentan, y tristemente lo vemos todos los días. Personas, seres humanos, dejando atrás esa "escencia personal" que se menciona tanto, para convertirse en uno más, en algo igual. Es triste realmente, porque a veces para conseguir la aceptación de los demás, las personas dejan de lado sus propios rasgos, y todo aquello que las definen como únicas. Así se pierde la oportunidad maravillosa de conocer y explorar cómo es otro ser humano, sin tener en cuenta cómo esto concluya (desencuentros, etc.). Hemos de necesitar corrientes externas para poder nutrirnos de ellas, y crecer como personas. Figurado, nos encontramos en una caja de cristal, magnífica. Sin embargo, hay que salir, es allá afuera donde esperan otras cajas por descubrir, otros aires que respirar.
Es una cuestión de aceptar, y tornar cualquier "caja de cristal" a nuestro bienestar. Somos diferentes, pero aquello no debe impedir tantos bellos momentos, o hasta aprendizajes. Al ser humanos, es nuestra la naturaleza de pertenecer a una comunidad, el depender de ella, y crecer con ella. No deberían perderse nuestras cajas, no deberían alejarnos nuestras diferencias, no deberíamos dejar de ser lo que somos.